Para los que me siguieron en el Blog y ya me vieron en Colombia saben que me faltó escribir sobre Buenos Aires (Argentina) y Colonia del Sacramento (Uruguay), pero la verdad es que estaba a una frase de terminar la crónica cuando mi computador se enloqueció y lo borró todo... me quiero morir de la ira y ya no soy capaz de hacer el mismo escrito, así que esperaré unos días para volverme a inspirar y por ahora transcribiré el texto que redacté en el avión de regreso a casa después de una travesía de 100 días exactamente.
Regresar a casa... no es como lo esperaba, es una sensación diferente, pensé que estaría feliz pero no es así totalmente, es algo intermedio entre alegría, miedo y tristeza. Alegría de reencontrar a los amigos, rostros y lugares conocidos. Miedo de retomar esa vida que me han inculcado como "normal" y olvidar lo que es sentirme libre al 100%. Tristeza de separarme de los nuevos amigos, de dejar de recorrer parajes desconocidos y de finalizar este sueño.
En mi mente me llevo innumerables imágenes y recuerdos de instantes vividos a lo largo de miles de kilómetros en 6 diferentes países. En mi corazón quedan personas especiales. En mi piel sensaciones agradables que solo se comparan con aquellas registradas por mis oídos. Me llevo sabores, olores, colores, texturas, paisajes, acentos, creencias, idiomas, bailes, rostros, sonrisas, lágrimas, lunas, atardeceres, música, palabras y silencios que me permitieron aprender acerca de mi y del mundo. Descubrí grandes fortalezas y también temores; viví la soledad y la incertidumbre; comprendí la diferencia y las semejanzas; gané en tolerancia, solidaridad y practicidad; recordé que los seres humanos son buenos en su mayoría, que se puede confiar y que el celular no es indispensable.
Hoy me siento orgullosa de haber tomado la decisión de arrancar sin rumbo fijo, de haber empacado mi vida en una mochila y de haber hecho una pausa en mi camino.
Hoy para mi el significado del lenguaje, el dinero y las fronteras se ha transformado.
Hoy siento que cada día y cada noche encierran cientos de posibilidades y que cada decisión es una nueva oportunidad para vivir la vida que quiero vivir.
Hoy siento que siempre hay más opciones y que cuando no las haya siempre estará la posibilidad de empacar e irme porque el mundo es mucho más que éste rinconcito en el que nos hemos acostumbrado a vivir.
Hoy me siento fuerte... hoy es un nuevo comienzo.